LA ESPAÑA DEL SIGLO
XVII:
EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y
SOCIAL EN EL SIGLO XVII
El
siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa en general, en el
Mediterráneo en particular, y, muy especialmente, en la Península Ibérica. En
la Corona española la crisis fue más temprana y más profunda que en el resto de
Europa
Ya en
la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas
epidemias, entre las que destacan las de peste, se repitieron periódicamente,
coincidiendo con épocas de carestía y hambre. Un ejemplo: Sevilla perdió 60.000
habitantes en la peste de 1647. Otros factores coadyuvaron a la crisis
demográfica: la expulsión de los moriscos en 1609 supuso la pérdida del tres
por ciento de la población del reino, siendo especialmente grave en Valencia y
Aragón; las frecuentes guerras exteriores y el incremento de los miembros del
clero que redundó en descenso de la tasa de natalidad. La crisis golpeó con más
fuerza a Castilla que a los reinos periféricos.
En la
segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la
agricultura, agravada por la expulsión de los moriscos, se le unió la de la
ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de
la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras.
El
comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el
Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron
una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el
agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la
disminución de la circulación monetaria.
La
situación fue empeorada por la incorrecta política económica de los gobiernos
de la Corona, que agravaron más que solucionaron los problemas: envilecimiento
de la moneda (menos plata en su contenido), devaluación monetaria, aumento
impositivo…
En este
marco de crisis económica, la sociedad estamental española vivió un proceso de
polarización marcada por el empobrecimiento de un campesinado que constituía la
mayor parte de la población, la debilidad de la burguesía y las clases medias,
y el crecimiento numérico de los grupos sociales improductivos como la nobleza
y el clero en un extremo y los marginados: pícaros, vagos y mendigos en otro.
La
mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo agravó la
crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en
arquetipos sociales de las España del Barroco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario