lunes, 19 de diciembre de 2016

GEOGRAFÍA. El impacto del hombre sobre el medio. La huella ecológica y la sostenibilidad

¿QUÉ PASARÍA SI...?


El concepto de huella ecológica según la definición de sus autores, Mathis Wackernagel y William Rees (1996), es «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuático) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico indefinidamente en un espacio determinado» y que como tal va a ser un foco de desarrollo y el epígrafe de la propuesta didáctica a desarrollar. 

 La huella ecológica es pues, un indicador (como pueden ser otros indicadores que utilizamos para reconocer cual es nuestra situación económica o social), dedicado a medir el impacto ambiental generado por la necesidad del ser humano de extraer recursos procedentes de la Tierra para satisfacer sus necesidades, y a su vez se relaciona el concepto de biocapacidad, que debe ser entendido como “las posibilidades de la tierra disponible, tanto como para asimilar la regeneración de esos recursos como para absorber los desechos producidos”. Desde su creación en 1996 hasta la actualidad, la huella ecológica ha pasado a poder realizarse en diversas escalas. Cuando hablamos de huella ecológica, no sólo tenemos porque referirnos a una sociedad en su conjunto, sino que también podemos hablar de la huella ecológica de personas independientes, de barrios, de ciudades, de empresas, de países, o incluso la huella ecológica del planeta, pudiendo establecer además que este indicador no sólo nos refleja un resultado cuantitativo, una cifra, sino que puede utilizarse como marco conceptual para la comparación de diferentes sociedades, individuos,… evaluando su impacto sobre la tierra, siendo también en nuestros días un indicador clave para medir la sostenibilidad. Su cálculo es complejo, e implica un gran número de elementos (superficie de pastos, cultivos, bosques, recursos marinos, superficie construida,…) y determina el impacto real de la actividad humana sobre el entorno. 

En el marco de la sostenibilidad, lo ideal sería que una sociedad presentase una huella ecológica en equilibrio con el déficit ecológico cero. 
Estas cuestiones, evidencian que la huella ecológica como concepto y lo que desempeña puede ser considerado un problema de relevancia social importante, por lo que constituye un buen método para el estudio de las relaciones hombre-espacio, siendo uno de los objetos de estudio de la Geografía. En la Geografía actual la huella ecológica se utiliza como indicador medioambiental por medio del cual se pueden informar diferentes procesos en determinados lugares.

Para satisfacer nuestras necesidades, los seres humanos realizamos las actividades económicas necesarias para garantizar nuestro bienestar.
Si reflexionamos sobre nuestras acciones diarias, podemos llegar a la conclusión de que consumimos mucho más de lo que necesitamos, lo cual conduce a una sobreexplotación global de los recursos y a una generación masiva de residuos, de una forma insostenible, teniendo graves repercusiones en nuestro planeta. La huella ecológica nos permite conocer la magnitud de cada actividad ya que conforman los componentes para su cálculo, en el proceso de explotación de los recursos existentes y la generación de residuos que producimos.

En el caso de España los componentes de la huella que más peso tienen son los debidos a los consumos energéticos, que suponían en el año 2005 el 70% de la huella ecológica de nuestro país, incluyendo la producción de bienes de consumo (47,5%), el transporte (23,4%), el sector residencial (11,2%), los servicios (9,2%) y la agricultura (8,7%). Otros componentes con un porcentaje elevado son la pesca con un 24,1% y los pastos con un 9,2%. 


Aquí os dejo dos vídeos para que reflexionéis sobre todo esto:






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